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MONS. ANDRES STANOVNIK

Misa de inicio del ministerio parroquial del Pbro. Horacio A. Villasanti

Mburucuyá, 14 de octubre de 2022

Nos hemos congregado esta tarde para celebrar la Santa Misa, en la que iniciará su ministerio parroquial el P. Horacio A. Villasanti, mientras agradecemos el servicio parroquial del P. Hernán González.

La Palabra de Dios, que proclamamos en el Evangelio de hoy (Lc 12,1-7), es providencial para iluminar el momento que estamos viviendo. Jesús previene a sus discípulos de la “mala levadura de los fariseos”, que la resume en la palabra hipocresía. Esta consiste en aparentar y mostrar hacia fuera lo que no se lleva en el interior. Es necesario mostrarse con sinceridad porque los vicios ocultos algún día saldrán a la luz. Ser sincero exige estar preparado para sufrir persecuciones. Pero no teman, dice Jesús, porque la providencia vela sobre los auténticos discípulos y discípulas. Y así, la Palabra de Dios nos lleva a la Mesa de la Eucaristía.

Ante todo, nos hará bien recordar que la Eucaristía es la acción más importante que realizamos los cristianos, porque ella realiza la comunión y, al mismo tiempo, nos envía a la misión. El acto penitencial, con el que iniciamos nuestra celebración, nos previene de la hipocresía, cuando ese acto es sincero. Todos necesitamos ser perdonados para poder perdonar. Esta es una condición esencial para celebrar la Eucaristía y luego estar dispuestos a caminar juntos en la comunidad parroquial. El párroco es el hombre de Dios que está llamado, en primer lugar, a ser el principal agente de la unidad en la comunidad y el impulsor de la misión que siempre tiende a hacer extensiva la participación y la comunión a todos.

Esa misión no es fácil. Jesús, el Buen Pastor, es el modelo y el camino que ilumina y sostiene esa misión. Solo en Él se inspira toda la vida y actividad del sacerdote a quien se confía una porción de la comunidad diocesana, como es la parroquia. Por ello, el párroco deberá ser el hombre de Dios que acompaña, anima y sostiene a su comunidad, con la palabra y los sacramentos, a vivir el misterio pascual en la vida ordinaria y en las responsabilidades familiares y civiles.

Junto a la misión del párroco, la comunidad cristiana estará siempre dispuesta a colaborar con todas aquellas instituciones que buscan y trabajan por el bien de todos, con una especial predilección por aquellos que más sufren, sea por la situación económica, como por la soledad y el abandono en la que se encuentran. Esta tarea caritativa exige un esfuerzo perseverante en afianzar la unidad y la comunión de la comunidad parroquial, a fin de que la misión sea una expresión viva y testimonial de una comunidad que celebra gozosamente la Eucaristía.

Como una familia, o cualquier grupo humano que pretenda llevar adelante un proyecto común, la unidad es el soporte esencial para superar crisis y fortalecerse en la comunión y la misión. La verdadera unidad, es siempre misionera, es decir, está abierta y desea que todos gocen de los beneficios de la comunión y la unidad. La comunión y la misión tendrá que seguir consolidándose en la apertura y el encuentro con las comunidades parroquiales del decanato y de la diócesis. En ello está la propuesta que hoy nos hace la Iglesia de caminar juntos, es decir, de ser cada vez más una Iglesia testimonial de la sinodalidad.

El párroco nuevo tiene que estar dispuesto, ante todo, a escuchar y a aprender. La comunidad que lo recibe tiene su identidad y su historia, que la convierte, en cierto modo, en “maestra” del párroco, a la que este tendrá que conocer y también darse a conocer. La paciencia es la clave del amor que va forjando el encuentro y entusiasmando la misión. Para ello, son indispensables los consejos de pastoral y asuntos económicos, los cuales, junto con el párroco, animan corresponsablemente al vida y acción de la comunidad. 

Que San Antonio y la oración constante de toda la comunidad proteja y acompañe el ministerio parroquial que hoy asume el P. Horacio. Supliquemos el Espíritu Santo ilumine, consuele y fortalezca al párroco y a toda la comunidad parroquial, para que sean verdaderos instrumentos de fraternidad, de paz y de esperanza para todos. Que así sea.

 

†Andrés Stanovnik OFMCap

Arzobispo de Corrientes

 

NOTA: A la derecha de la página, en Archivos, el texto como 221014 Asunción de Horacio Villasanti - Mburucuya, en formato de Word.


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