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MONS. ANDRES STANOVNIK

Homilía para la Misa en la Fiesta de la Cátedra de San Pedro y el inicio del postulantado de Tamara y Bárbara

Corrientes, Monasterio de Santa Clara, 22 de febrero de 2021

Estamos reunidos alrededor de la Mesa del Altar para celebrar con toda la Iglesia la fiesta de Cátedra del Apóstol San Pedro y expresar así nuestra fe católica y nuestro filial afecto y adhesión al papa Francisco. Desde este rincón del Nordeste Argentino le decimos que lo queremos mucho y seguimos rezando por él todos los días, pidiendo que el Espíritu del Señor lo sostenga y consuele en su misión como sucesor de Pedro y Pastor Universal de la Iglesia.

En este contexto, y como corresponde “a la santa vocación a la que el Señor nos ha llamado”, de acuerdo con la hermosa expresión de nuestra Santa Madre Clara, estamos aquí para asistir a la admisión al postulantado de Tamara y Bárbara, que “van a entrar por el camino del Señor” (Test.), luego de haber sentido el rico sabor de la vida evangélica que las invita a vivir “el camino de la santa simplicidad, humildad y pobreza” (Test.). Comienzan este camino en tiempo de Cuaresma, para no olvidar que nuestra vocación y elección es “guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, viviendo en obediencia, sin propio y en castidad” (Regla de S. Clara).

Es providencial la fiesta de la Cátedra del Apóstol San Pedro, a quien admiramos por la valentía de profesar la fe en Jesús: “Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”, y a quien Jesús mismo destinó esa hermosa bienaventuranza: “Feliz de Ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo”. También nuestra vocación y elección se funda en esa misma fe, y en la medida que estemos orientados hacia Jesús y no hacia nosotros mismos, y si nuestras ocupaciones lo tienen a Él en el centro, entonces el amor al prójimo es la consecuencia natural del Amor a Dios. En este espíritu de fe y de amor mutuo, Clara al final de su vida exhorta a sus hermanas diciéndoles que “muestren exteriormente por las obras el amor que tienen interiormente, para que, estimuladas por este ejemplo, las hermanas crezcan siempre en el amor de Dios y en la mutua caridad” (Test.).

Pero para entrar por ese camino es indispensable descalzarse de las falsas y engañosas seguridades con las que nos seduce nuestro “yo”, con su oscuro y enredado deseo de ocupar el lugar de Dios. También los discípulos de Jesús pasaron por la dura prueba de aprender a escuchar a su Maestro y seguir sus huellas hasta el final. Hoy nos cabe a nosotros y, en particular, a nuestras postulantes, aprender el arduo ejercicio de escuchar. La condición ineludible para entrar por ese camino es vaciar nuestro interior de nosotros mismos. El peor enemigo de la escucha es uno mismo. Por eso, no hay que desviar la mirada del espejo donde está el huésped que desea tomar posesión de nuestra vida, y a quien Santa Clara se entrega totalmente exclamando: “Por eso doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo (Ef 3,14), para que, teniendo a nuestro favor los méritos de la gloriosa Virgen santa María, su Madre, y de nuestro bienaventurado padre Francisco y de todos los santos, el mismo Señor que dio el buen principio, dé el incremento, y dé también la perseverancia final” (Test.).

Siguiendo por ese camino, podemos decir que la postulante es esa mujer que está dispuesta a escuchar, obedecer y acoger. Una vez que escuchó, obedeció y acogió, pone toda su voluntad en ser creativa con su respuesta, es más, se entrega toda entera sin guardarse nada para sí misma. Siempre tendrá que cuidarse para que la tentación de pretender ser primero creativa no la traicione, porque si cae en sus redes jamás llegará a escuchar, obedecer y acoger, porque con esa actitud, lastimosamente empieza su camino desde ella misma. Y el que parte de sí mismo termina en sí mismo, y así ocupa su corazón y su mente con sus propias ideas, expectativas y exigencias. El vacío de sí misma, que debería ser un hospedaje liberado, lo llena con ella y allí no hay lugar para Dios ni para los otros. 

El ejemplo luminoso es la Virgen María con su disposición a la escucha, a la obediencia y a la acogida. Luego de escuchar, obedecer y acoger, fue hermosamente creativa con su respuesta porque dio lugar nada menos que a la concepción virginal de Jesús, el Verbo hecho carne. Lo mismo decimos de San José, que supo vaciarse de sí, para dar lugar a la escucha y a la pronta obediencia, y vaya si no fue creativo en la respuesta, haciéndose cargo de María y de Jesús, soportando prejuicios y corriendo riesgos. Si José y María hubiesen cedido a sus deseos de realización personal, hoy no tendíamos noticia de ellos ni Dios hubiese podido hacer nada en conjunto con ellos.

También nuestra Santa Madre Clara establece en su Regla que “finalizado el año de la probación, sea recibida a la obediencia, prometiendo guardar perpetuamente la vida y la forma de nuestra pobreza” (14). Ser recibido en la obediencia es haber sido probado en la capacidad de escucha y acogida, porque precisamente eso es lo que significa ser admitido en la fraternidad. El fundamento para ir madurando una vida fraternal o sororal, es escucharse, es decir, hacer silencio para dar lugar al otro, apertura para recibirlo tal cual es y no tal como creativamente quisiera transformarlo a mi modo, porque solo el amor paciente y perseverante transforma.

Pero para entrar en ese camino es necesario “subir con Jesús a Jerusalén”, para mencionar la frase bíblica con la que el Santo Padre ilumina esta Cuaresma, y también recordar la advertencia que Santa Clara hace hacia el final de su Testamento: “Son estrechos el camino y la senda, y es angosta la puerta por la que se va y se entra en la vida, son pocos los que caminan y entran por ella (cf. Mt 7,14); y si hay algunos que durante un cierto tiempo caminan por la misma, son poquísimos los que perseveran en ella. ¡Bienaventurados de veras aquellos a quienes les es dado caminar por ella y perseverar hasta el fin!” (Test.).

Ánimo, queridas postulantes, el camino al que fueron llamadas es maravilloso. Pero no podrán transitarlo solas por más esfuerzos que pongan de parte de ustedes. El Señor las llamó y eligió, déjense guiar por él, y confíense en las tiernas manos de la bienaventurada Virgen María. Así sea.

 

†Andrés Stanovnik OFMCap

Arzobispo de Corrientes

 

NOTA: A la derecha de la página, en Archivos, el texto como  21-02-22 Fiesta Cátedra de S.Pedro-Postulantes Hermanas Clarisas, en formato de word.