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MONSEÑOR STANOVNIK

Homilía en la Ordenación Presbiteral del diácono Marcelo Federico Miño

Corrientes, Parroquia Inmaculado Corazón de María, 13 de octubre de 2023

Nos hemos reunido esta tarde para celebrar la Eucaristía y, en este contexto, administrar el Orden Sagrado del Presbiterado al diácono Marcelo, familiar y amigo de ustedes, a quien el Señor Jesús eligió para desempeñar el ministerio sacerdotal en su Iglesia. “Permanezcan en mi amor”, es el lema que eligió Marcelo para iluminar su servicio al Pueblo de Dios como presbítero. Esa exhortación de permanecer en el amor es de Jesús. En los primeros 16 versículos del capítulo 15, el Apóstol San Juan anota diez veces el verbo permanecer, que escuchó del discurso de Jesús sobre la importancia de permanecer en Él, como las ramas al tronco para tener vida y dar frutos. Porque sin Él, nada podemos hacer.

La gran tentación es “cortarse solo” y dejar de caminar junto con otros. Se trata de una tentación universal, propia del ser humano desde siempre. Cortarse solo, o crear alianzas en contra de otros. Desde la primera pareja humana, creada por Dios para amarse y juntos amarlo a Él, decidieron cortarse solos y pretender quedarse con todo. El mensaje de Jesús es “permanezcan en mí”, porque solo en Él podemos dar frutos de amor, de paz y de fraternidad con todos, sin discriminaciones ni exclusiones. Esa exhortación de Jesús es el fundamento de una comunidad sinodal, una comunidad que escucha, discierne y misiona. Nuestro diácono va a ser ordenado sacerdote para que camine junto con la comunidad, escuche, discierne y misione con ella.

Por eso, nos hará bien recordar que, con la ordenación sacerdotal, Marcelo no termina una carrera, sino todo lo contrario, la inicia. Se trata de una carrera extraña al modo ordinario que tenemos de pensar sobre la culminación de una etapa. Porque la solemos pensar como si fuese una escalera en subida hasta que, por fin, llegamos al último escalón, el más alto. Ese no es el modo de pensar de Jesús y tampoco responde a su invitación de “permanecer en él”.

La ordenación sacerdotal es un importante escalón de una escalera en bajada, que Marcelo tendrá que continuar descendiendo, teniendo cuidado de no caer en la tentación de “cortarse solo” y encantarse con la dirección ascendente. Con otras palabras, al acceder al Orden Sagrado en el grado de presbítero, no sube un escalón más, sino que baja, porque considera a los otros, a todos sin dejar a nadie afuera, como hermanos y hermanas a quienes está llamado a prestar un servicio.

Con las imágenes de los escalones en bajada, queremos recordar que el poder que adquiere Marcelo es para el servicio, y las señales que indican que el sacerdote tomó la dirección correcta, son las que nos ofrece el mismo Jesús, Sumo Sacerdote y Buen Pastor, que optó por nacer para un servicio humilde y total de su persona a los demás. Su poder está en el extremo opuesto del poder dominador, que ostenta aquel que aplasta, “clienteliza” y somete a las personas a su propia voluntad. “Permanezcan en mí”, invita a contemplar a Jesús en la pobreza del Belén, en el sacrificio de sí mismo en la Cruz, y en la sublime y humilde forma del Pan. Es decir, “permanezcan en mí” es hacerse Eucaristía, es construirse con otros en Iglesia, es abrir espacios y hacer lugar para todos.

Marcelo, para acompañar a los fieles en ese camino de santidad, tendrás el ministerio de convocar a los fieles en torno a la Mesa del Altar, para unirlos al sacrificio del Señor y ayudarlos a permanecer en él, y también vos mismo procures vivir una vida realmente nueva. Ejercerás el hermoso servicio de introducir a los hombres en el pueblo de Dios por el Bautismo, perdonar los pecados en nombre de Cristo y de la Iglesia por el sacramento de la penitencia, como también confortar a los enfermos con la santa unción. Diariamente ofrecerás tu oración por el Pueblo de Dios y el mundo entero.

Querido Marcelo, no te olvides que fuiste elegido de entre los hombres y puesto al servicio de los hombres en las cosas que se refieren a Dios. Que tu vida “permanezca” muy unida al ejemplo de Jesús, Buen Pastor, que no vino a ser servido sino a servir y a buscar y salvar lo que estaba perdido. Y que nuestra tierna Madre de Itatí, bajo el hermoso nombre de Inmaculada Concepción, que patrocina esta parroquia, tu comunidad de origen, te cuide y acompañe siempre. Amén.

Andrés Stanovnik OFMCap

Arzobispo de Corrientes

 


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