Hemos llegado en esta noche nuevamente para saludarte querida Madre de Itatí. Algunos lo hacemos una vez más, otros por primera vez… venimos de cerca y de muy lejos. Te queremos honrar en este nuevo día que comienza y tenés la deferencia de darnos la bienvenida a tu casa.

A vos acudimos Virgen de la Esperanza, Madre amorosa y tierna, traemos el corazón cargado de fe, acción de gracias, alegrías… en medio de ansiedades, tristezas, miedos, incertidumbres, tinieblas. Queremos poner nuestra confianza en tu inmenso amor y maternal intercesión.

Te pedimos Tiernísima Madre de Dios y de los hombres nos concedas fortaleza, paz, sanación, guía, liberación, salud para poder superar los obstáculos que se nos presentan en el camino y encontrar luz en la oscuridad, alivio en el dolor, consuelo en la aflicción. Ilumina nuestras mentes, fortalece nuestra voluntad y llena los corazones de esperanza cierta y renovada.

Derrama tu bendición sobre nuestra patria, que reine la armonía entre tus hijos, que el amor y la unidad nos conduzcan hacia un destino de progreso y desarrollo. Protege a los más vulnerables, a los pobres, a los desamparados y concédenos la esperanza de un futuro mejor que se construye con el aporte de todos.

Confiamos plenamente en tu protección, te ofrecemos nuestras vidas y el compromiso con nuestro actuar, suplicándote que nos guíes por el sendero de la fraternidad social, solidaridad, justicia y caridad.

¡Tierna Madre de Itatí, ruega por nosotros!

Amén.