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Dos jóvenes correntinos serán ordenados diáconos

El sábado seis de marzo en la Iglesia de Corrientes, dos jóvenes que se formaron en el Seminario Interdiocesano “La Encarnación” recibirán la ordenación diaconal. La ceremonia se desarrollará durante la Santa Misa, que a las 10, presidirá monseñor Andrés Stanovnik en la Iglesia Catedral quien concederá el ministerio a Oscar Alfredo Luna y Horacio Abel Villasanti.

Oscar eligió el lema: "El Señor ha sido bueno conmigo" (Sal 13,6), y Horacio la cita de Mateo, “Busquen primero el Reino y su justicia…”.

Horacio y Oscar finalizaron el año pasado sus estudios en el Seminario y luego de tantos años de formación académica, discernimiento y mucha oración, darán este paso tan importante en sus vidas que los acerca a su vocación, que es el sacerdocio.

 

Vocación en la comunidad

Oscar tiene 28 años, nació en el interior de la provincia, en la localidad de Santa Rosa. Asegura que fue descubriendo su vocación al estar inserto en su comunidad. Su familia está compuesta por su papá Ricardo, su mamá Irma; él es el cuarto de 10 hermanos. Realizó sus estudios en la Escuela N°648 y también el colegio secundario del pueblo.

No reconoce un momento puntual en el que haya sentido el llamado de Dios, asegura que “se fue dando un proceso” en su comunidad de la capilla Santa Rosa de Lima (pertenece a la jurisdicción parroquial de Inmaculada Concepción). Se remonta en su andar en el grupo de jóvenes "Emmanuel" del cual formaba parte, y en la Catequesis, al servir como catequista.  

“Si tuviera que explicar cómo fui descubriendo el llamado, puedo afirmar que en la comunidad de origen, en el grupo de jóvenes que participaba y también en la catequesis…Ahí de a poquito fui metiéndome y descubriendo la riqueza de la vida cristiana. Ahí se fue despertando la vocación. Lo sitúo en ese contexto, no un lugar puntal sino en el marco de la comunidad”, compartió Oscar en el programa de la Pastoral Vocacional, “Ven y sígueme” que se emite por FM San Cayetano los lunes a las 18.

“No podría precisar un momento puntual, sino más bien se comprende en un proceso, en un caminar donde en el transitar la fe, se fue despertando la inquietud”, expresó. Habló además de cómo fue en aquel entonces su discernimiento vocacional.

En aquel momento, cuando sintió ese primer llamado, Oscar dijo: “me acompaño el padre Rubén Barrios, que era el párroco; después el acompañamiento de discernimiento íbamos a hacer en el Seminario menor (donde hoy funciona el Colegio Secundario Virgen de Itatí); nos acompañaba el padre Horacio Da Silva, una vez al mes en los talleres”.

Al explicar cómo vive este momento tan especial y trascendente de su vida, Oscar asegura que hay una mezcla de “alegría por un lado, y cierto temor, por las implicancia que conlleva el Ministerio, mucha serenidad sobre todo”, pero que se siente “contento”.

“Que significa esta ordenación…siento con mucha alegría. Varios sentimientos dentro porque, hay incertidumbre, ansiedad, temor; pero me quedo con la alegría, la serenidad predominante en mi corazón de que llegue este momento. Me da cierto temor por la responsabilidad que implica, pero a la vez, saber que llega el momento para el que uno se fue formando me causa mucha alegría”, señaló.

Sobre el lema que eligió para su ordenación diaconal, "El Señor ha sido bueno conmigo" (Sal 13,6), Oscar explica que “eso resumen un poco la experiencia de seminario, de esos ocho años de seminario, pero también, toda mi vida. Tengo la conciencia de eso, de que el Señor fue muy bueno conmigo. Miro mi pasado, miro mi historia y descubro eso, me quedo con eso; resumo mi vida en eso. Miro para atrás y digo, “el Señor fue bueno conmigo”, y esa conciencia me ayuda, me ayuda a caminar. Es una conciencia que nos ayuda en nuestra autoestima, el saberte querido, saberte capaz, saberte elido, saber que alguien te miró y sos valioso para alguien, y que esa persona fue buena”.  Y ratifica, “miro para atrás y veo mi experiencia de Dios y veo que ha sido bueno conmigo, ha sido y es bueno conmigo”.

Durante su formación en el Seminario, Oscar realizó tareas pastorales durante dos años en la Iglesia Catedral de Resistencia; luego otro dos años en la parroquia Inmaculada Concepción de Paso  de la Patria, dos años en la parroquia Virgen de Itatí de Laguna Brava. Actualmente está prestando su servicio en la parroquia Virgen del Rosario de San Nicolás del barrio Molina Punta.

 

Vocación en los sacramentos

Horacio nació en abril de 1978. De fe profunda y sencilla, aprendida de su madre en su hogar, en Paso Martínez. El afirma que su vocación surgió y se afianzó en la vida sacramental. Es el quinto de nueve hermanos (6 varones y 3 mujeres). Sus estudios primarios los realizó en Escuela Nº 13; y los secundarios en el CENS Nº 9, del barrio 17 de agosto.

Él destaca como un momento especial hacia su vocación, “una misa en Catedral, donde pude confesarme, y a partir de ahí, el Señor me fue confirmando en la adoración al Santísimo, también dando catequesis en Catedral”. Pará Horacio, su vocación se fue afianzando, precisamente, “en el amor por la eucaristía, la adoración al Santísimo, en la confesión, enseñando la catequesis. Así el Señor fue confirmando el llamado al sacerdocio”.

También recuerda que fueron varios los sacerdotes que lo ayudaron a ir discerniendo su vocación. “El padre Mario, Eduardo, Oscar Barrios, y en los últimos ocho años  en el Seminario, los formadores, y el director espiritual; también los párrocos de las comunidades donde fui realizando el servicio pastoral”, mencionó.

Sobre este momento especial en su vida, en la que recibirá el orden del diaconado, asegura confiado en el Señor, que es “una gracia de Dios recibir el diacona, hasta que este lo suficientemente maduro para ser ordenado presbítero”.

Horacio les asegura, por experiencia propia, a los jóvenes que se están planteando la vocación, sobre todo el llamado al sacerdocio, que, como dice el Papa Francisco, “vale la pena seguir a Cristo, seguir a Jesús es una aventura apasionante que llena nuestra vida de sentido, que nos hace sentir parte de una comunidad que nos anima y acompaña y que, nos compromete a servir”.

Y a modo de oración y de expresión de deseo para todos, especialmente los que tienen inquietudes religiosas, expresa: “Qué nos ayude al Señor a encontrar el verdadero tesoro, que es Jesús, y a partir de este encuentro personal con Él, plantearnos cuál es nuestra verdadera vocación. Qué María de Itatí nos ayude a seguir a su hijo Jesús, que es el camino, la verdad y la vida”.

Durante su formación en el Seminario interdiocesano, Horacio realizo sus tareas pastorales en la parroquia San José esposo, de Barranqueras; en Santa Catalina del barrio Doctor Montaña; en Virgen del Rosario de San Nicolás del barrio Molina Punta; en la parroquia San Jerónimo; y actualmente, está en Nuestra Señora del Carmen, de Mantilla. Él asegura que “en cada comunidad Dios, fue confirmando mi vocación y dejando huella de Jesús para el futuro ministerio”.