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Adoración a Jesús Sacramentado, en reparación y por la Vida

“Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.” (Jn 10,10) es el lema que ilumina la jornada de Adoración a Jesús Sacramentado, en reparación y por la Vida que se vivirá este viernes -31 de octubre-.

Esta noche de adoración eucarística y alabanzas, en reparación al Corazón de Jesús y en defensa de toda vida humana, se desarrollará de 22 a medianoche en el salón San Pablo de la Iglesia Catedral (ingreso por calle San Lorenzo, rejas negras)

Una oportunidad para acompañar al Señor, consolarlo y unirnos a su amor por cada vida que Él creó.

La Iglesia Catedral abre sus puertas para una experiencia que va contracorriente en un mundo que corre sin detenerse: dos horas de adoración eucarística donde el silencio se vuelve encuentro y la presencia se transforma en refugio. No es un evento más en el calendario eclesiástico, es una declaración radical de amor: elegir estar con Jesús Sacramentado cuando todo nos invita a la distracción.

La convocatoria tiene un doble propósito que nos interpela profundamente: reparar el Corazón de Jesús y defender toda vida humana. En una cultura que jerarquiza vidas, que descarta al vulnerable y celebra el individualismo, esta vigilia es un acto de resistencia pacífica. Porque acompañar al Señor es también acompañar a cada vida descartada: el no nacido, el anciano olvidado, el migrante rechazado, el enfermo abandonado. La adoración no es evasión, es compromiso.

"Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia", nos recuerda el Evangelio. Esta promesa de plenitud contrasta con la cultura de muerte que nos rodea. La noche del viernes es una invitación a beber de la fuente que no se agota, a dejarse consolar mientras consolamos al Señor. Porque en la adoración descubrimos que no estamos solos en la batalla por defender lo sagrado de cada existencia humana. Es allí, ante el Sacramentado, donde se forjan los corazones que transforman el mundo.



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